Como muchas historias célebres, ésta también comienza con una caída. Un día como cualquier otro, Marc cae inesperadamente en un agujero y se queda atorado sin poder salir. Pide ayuda, pero nadie parece querer o poder ayudarlo. Ancianos y niños, mujeres y hombres, sacerdotes y soldados, ladrones y turistas, periodistas y políticos: la sociedad entera desfila ante él, pero todos encuentran una razón para no intervenir. El mundo de los hombres, visto a ras de tierra, se revela como un universo frío, cruel e indiferente, un mundo al revés, en donde los únicos cuerdos, capaces de ver claramente a un niño caído en un agujero, son los perros vagabundos y los pordioseros. ¿Qué deberá hacer Marc para salir del hoyo? Un libro sobre ideas importantes, como la solidaridad y la necesidad de encontrar una voz que le permita a uno afirmarse y ser escuchado.
Jordi Sierra i Fabra, El niño que se cayó en un agujero, Libros del Zorro Rojo, Colección Big Bang, Barcelona, 2008 (ilustraciones de Riki Blanco)
Página del autor Jordi Sierra i Fabra
Página del ilustrador Riki Blanco
Sobre cómo leer le salvó la vida a Jordi Sierra i Fabra:
“Nací pobre, tartamudo y con pocas posibilidades de estudiar algo importante. Es más, de lo que he estudiado no recuerdo nada, pero en cambio lo que he leído todo. Yo quería ser libre, viajar, que nadie me diera órdenes, no quería que me contaran ‘películas’ sino estar yo en ellas. Iba para marginado social, con una vida anodina, y leer le dio alas a mi imaginación, me hizo ser una persona. Y no hablo de ‘cultura’. Los que no leen están condenados al vacío, a la ignorancia en un mundo que probablemente los devorará. No se puede pensar ni razonar de adultos sin haber ejercitado la mente en la infancia y la adolescencia. Leer es de lo más divertido que hay porque es uno de los pocos placeres individuales que nos quedan. Lo malo es que muchos lo consideran ‘aburrido’, y eso es como estar muerto de antemano.”
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