Juana, la avispada narradora de esta historia, y su hermano Tomás, se quedan varados en una isla tras el naufragio del barco en el que viajaban de Francia rumbo a América para visitar a su madre durante las vacaciones. Al despertar en la playa descubren que la tormenta les ha arrebatado la capacidad del habla. Por fortuna, han caído en una isla paradisiaca en donde las palabras tienen presencia física y viven de manera casi autónoma, asistidas de vez en cuando por algunos seres humanos. Uno de ellos, el señor Enrique, ayudará a los hermanos a recuperarse de su mutismo. Parte fábula, parte manifiesto, esta fantasía de Erik Orsenna, miembro de la Academia francesa, nos brinda una lección de gramática poco convencional, impecablemente escrita, más parecida a una “dulce canción” –como reza el título del libro original en francés– que a las áridas lecciones escolares a las que nos tienen acostumbrados. Los hermanos saldrán de esta isla con un verdadero tesoro.
Erik Orssena, La isla de las palabras, Salamandra, Barcelona, 2004 (ilustraciones de Pei-Sin Ma y Alexis Rougon, traducción de José Antonio Soriano Marco)
Visita el archipiélago de Erik Orsenna (en francés)
ACTIVIDAD RECOMENDADA:
El juego del diccionario.
"El juego del diccionario es un juego de mesa en el que es necesario utilizar un diccionario. El juego exige un mínimo de tres jugadores, pero lo ideal es jugarlo en grupos numerosos. Para jugar se necesita un folio por cada jugador así como un lápiz o bolígrafo.
Se juega por turnos. El primer jugador coge el diccionario y elige una palabra, a ser posible poco conocida, anunciándola en voz alta y transcribiendo secretamente la definición sobre su propio folio. El jugador que tiene el diccionario hará la función de moderador por ese turno.
Cada uno de los otros jugadores procede a escribir sobre su propio folio una hipotética definición del término elegido. Al final del juego no es relevante que la definición propuesta por los jugadores corresponda, ni siquiera parcialmente, a la definición exacta. Tiene que ser verosímil y por tanto cuenta, por ejemplo, el estilo en que viene escrita.
Terminada esta fase, los jugadores entregan sus propios folios (plegados para que no vean el texto los otros jugadores) al que ha elegido el término. Éste lee en voz alta y al azar todas las definiciones propuestas, incluyendo entre ellas la definición verdadera tomada del diccionario (habiendo previamente aprendido a leer correctamente qué han escrito los demás, para no mostrar desentendimiento de lo que se lee).
Todos los otros jugadores deberán votar la definición que creen que es la verdadera. Se puede incluso votar la propia definición para engañar al resto de jugadores. Cuando todos los jugadores han votado, se procede al recuento de puntos como sigue:Gana la partida el jugador que haya obtenido mayor número de puntos al final de las rondas acordadas. Debido a que el jugador de turno gana puntos por un sistema distinto al resto, cada partida debe tener un número de turnos múltiplo del número de jugadores. Es decír: todos tienen que tener el diccionario el mismo número de veces.
- cada jugador que ha acertado la definición obtiene un punto.
- cada jugador gana un punto extra por cada voto obtenido de un adversario.
- el moderador de ese turno gana un punto por cada jugador que no haya acertado con la contestación correcta.
Existen variantes en las que se puede puntuar con diferente valor el hecho de acertar, el hecho de que a uno le voten, etc." (http://es.wikipedia.org/wiki/Juego_del_diccionario)