Antonio Malpica
Editorial Océano
El lado oscuro
Colección: El libro de los héroes
316 pp.
2a. edición
Edad recomendada por Catarina Marina: 13 años en adelante
¿La verdad? Me daba miedo leer este libro. Mucho miedo. Tenía la primera edición a la mano desde hace años , con esa espeluznante muñeca de porcelana en la portada, y me daba la pesada sensación de que me iba a aterrar y que no podría pegar ojo después de leerlo.

Pero heme aquí hoy, declarándome (de nuevo) fan total y absoluta de Antonio Malpica. Fue una tontería no confiar de inmediato y ponerme en las hábiles manos de un autor como él, que nunca decepciona. Siempre he quedado muy satisfecha por su sensibilidad y soluciones narrativas y estéticas a temas difíciles; he reído con su sentido del humor y quedado maravillada por su capacidad de tejer una trama tras otra, todas con elegancia, estructura, fluidez, y ni hablar de su capacidad de construir personajes tan creíbles y entrañables, o de su manera de invitarnos a sentir una profunda empatía por ellos.
Y, sin embargo, me ponía nerviosa el título, la portada (nunca juzgues a un libro..., sí, lo sé, mea culpa). Así que probablemente fue una idea atinada de la editorial hacer un rediseño, ya que he visto mi propia reacción reflejada en los rostros de otras madres en las ferias del libro a donde llevamos estos títulos, cuando la manita de sus hijos de doce o trece años se extiende automáticamente para tomar ese libro, precisamente ése, el que habla de los decapitados. (Y, efectivamente, muchas mamás dicen que no, no, ahora ese no, porque es para más grandes o porque se ve muy feo o porque van a tener pesadillas; y los niños explican que no, no es ese tipo de miedo, pero las mamás nos podemos poner muy necias. Qué le vamos a hacer.)
Y bueno, ustedes seguramente ya lo leyeron, y lo leyeron hace años, y ya van en la segunda o la tercera parte de la saga. Pero ténganme paciencia: esto va dirigido más a los padres y maestros temerosos, como yo, que a los chicos bien curtidos en el género del terror, la fantasía y el suspenso.
Para empezar: sí, es una novela de miedo: provoca miedo y explora el miedo. Sí, habla de asesinatos y sangre y sacos de huesos y funerales. Pero también es una novela que habita un mundo de fantasía al que pueden acceder con toda emoción niños de doce o trece años en adelante. El mundo de la novela, a fin de cuentas, resulta ser peor y mejor que lo que imaginamos: coincide con lo sobrenatural, con los demonios, con los fantasmas, con la batalla épica entre el bien y el mal en la que todos debemos tomar partido. Y aquí, los niños son claves fundamentales para la lucha.
Los personajes principales --Nicte, la figura del asesino; Sergio, el protagonista de 13 años; y el teniente Guillén, el policía que todo buen thriller debe tener, pero quien en este caso tendrá que contar con la ayuda de Sergio para descifrar los enigmas y seguir las pistas, son todos personajes redondos, verosímiles, interesantes, y nos impulsan dentro de su aventura a toda velocidad, siempre coherente y bien estructurada y manteniendo el ritmo y suspenso. La ciudad de México juega también un papel importante; es, como en toda buena novela negra, un personaje más de la historia.
El chiste es que no, no pude dormir, y sí fue culpa de este libro, que no me dejó cerrarlo hasta terminar la última página, que me obligó a quedarme sentada y leerlo de una sentada. Muy recomendable. Ahora sí, Nocturno Belfegor, ahí te voy.
Otras reseñas:
Javier Munguía en Revista de Letras.
Leer te transforma: Tecnológico de Monterrey.
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