Autora: Jacqueline Kelly
Editorial: Roca
La protagonista de esta historia se llama Calpurnia Virginia Tate, quién nos describe detalladamente el lugar donde vive con su familia, un pueblo llamado Fentress, en Texas, donde se cultiva el algodón. Es la única niña de siete hermanos; allí, entre las praderas del campo que rodean su hogar, su mirada descubre la belleza, la rareza y la libertad que tiene todo ser vivo y hábitat. La diferencia de un saltamontes despierta su interés por la investigación del espacio y los seres que la rodean, para después acercarla a una obra científica literaria del naturalista Charles Darwin, cuya percepción ideológica del medio ambiente y los seres humanos tienen un carácter de expresión y espíritu transformador.
Es así como Calpurnia inicia a trazar su propia bitácora naturalista para estudiar los descubrimientos de su interacción con la naturaleza. Estas anotaciones le permiten no solo entender la vida natural con mayor detalle: logra también ahondar en sí misma y conocer sus pensamientos y sensaciones ocultas. Nos relata una serie de circunstancias de las cuales derivan transiciones para que Calpurnia se defina como persona, logrando que su pensamiento crezca hacia una búsqueda que le permite reconocerse a ella misma como ser existente y semejante ante los demás, pero incompatible ante las ideas y costumbres insistentes con respecto al rol de la mujer y el rol del hombre, que los proponen como modelos sujetos a seguir normas que los sumergen a ambos en matices de confusión, que solo les permite una elección suficiente, siendo todo su entorno predestinado. Un camino predestinado donde solo existe la elección suficiente y no la elección necesaria.
La evolución de Calpurnia Tate es el despertar del pensamiento, sentimiento y comprensión, impulsando la formulación de preguntas hacia la existencia, que posteriormente alcanzarán respuestas que construirán una visión con convicción y desencanto. A sus once años Calpurnia tiene un encuentro con la vida, pues no solo se permite mirar sino desarrollar la cualidad de observar, encarar las ideas, emprender un viaje emocional e intelectual en compañía de su abuelo con quién creará un vínculo de amistad, de confidencialidad, complicidad, involucrándola cada vez más en la realidad social y cultural de su tiempo, año 1899, final del siglo XIX, tejiendo un diálogo consigo misma cuestionando lo que hay afuera, lo determinado y lo que aún no está establecido, afectando desde luego el significado de los escenarios que le presentan las cotidianidades y las nuevas ideas que levantaran en ella inquietudes dando iniciativa a la definición de su persona, como ser humano y como mujer.
Cada desarrollo evolutivo en la historia, marca un parte aguas que dará origen a muchos cambios ideológicos o biológicos, compensados y descompensados por factores que transforman los deseos de todos los seres humanos.
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