miércoles, 6 de junio de 2012
Maurice Sendak (1928-2012)
Como un pequeño homenaje de la librería Catarina Marina al gran Maurice Sendak, en esta ocasión les proponemos algunos extractos traducidos de un extenso perfil periodístico escrito por Nat Hentoff para la revista The New Yorker en 1966 y titulado "Among the Wild Things".
SOBRE SU ESTILO DE DIBUJAR A LOS NIÑOS:
"[Los niños que dibujo] son una especie de caricatura de mí mismo. Parece que los hubieran golpeado en la cabeza tan fuerte que ya no pueden crecer más. Cuando comencé a mostrar mi trabajo a los editores de libros infantiles -- hace aproximadamente 17 años-- nunca me alentaban, y una de las razones principales era mi manera de dibujar a los niños. Recuerdo que uno de ellos me dijo que eran demasiado europeos. Quería decir con esto que le parecían feos. Todavía hoy en día recibo cartas de bibliotecarios en las que me preguntan por qué son tan grises, tan tristes, los niños que dibujo. No son grises, pero, por otra parte, tampoco son completamente inocentes. Hay demasiados padres de familia y escritores de libros infantiles que no respetan el hecho de que los niños saben mucho, incluso sobre el sufrimiento. Mis niños también gozan, pero con frecuencia parecen indefensos. Estar indefensos es un elemento fundamental de la infancia. No es que no vea la belleza natural de los niños. Estoy muy consciente de esa belleza y la podría dibujar. Conozco las proporciones del cuerpo infantil. Pero quiero dibujar el modo en que los niños sienten, o para ser más exactos, el modo en que me imagino que sienten. Es la forma en que yo sé que me sentía de niño."
SOBRE SU NIÑO INTERIOR:
"En cierto modo no creo que el niño que fui ha crecido. Todavía existe en alguna parte, en un sentido plástico, físico. Es como si se hubiera mudado a otro lugar. Me preocupa y me interesa muchísimo. Comunico, o intento comunicarme, con él, todo el tiempo. Uno de mis temores más grandes es perder contacto con él. El placer que experimento como adulto se acentúa por el hecho de que lo experimento también como niño. [...] Estar en contacto con mi niñez es vital para mí, pero no me garantiza la certeza de saber que estoy haciendo bien mi trabajo. Creo que nadie sabe realmente lo que pasa por la mente de un niño. Son criaturas sin forma y en movimiento, como el agua."
SOBRE EL TEMOR DE LOS ADULTOS AL MIEDO QUE PUEDEN CAUSAR SUS MONSTRUOS:
"El libro que ha provocado el mayor número de reacciones por parte de los niños es Donde viven los monstruos. Algunos niños me han enviado sus propios dibujos de monstruos que hacen que mis dibujos parezcan tiernos muñecos de peluche. Mis monstruos tiene grandes dientes. Sus dibujos no sólo tiene grandes dientes sino que muestran a los monstruos devorando a los niños. Sin embargo, aún no he encontrado un solo niño que haya sentido miedo a causa del libro. Los adultos que se preocupan por ello olvidan que Max se la está pasando bien. Está en control de la situación. Y al descargar sobre los monstruos el enojo que siente con su madre puede volver al mundo real en paz consigo mismo. Creo que Max es mi creación más auténtica. Como todos los niños, cree en un mundo donde se pasa libremente de la fantasía a la realidad, con el pleno convencimiento de que ambas existen."
"Muchos libros para niños muestran un mundo luminoso en el que no se insinúa la menor sombra de conflicto y dolor, un mundo fabricado por aquellos que no quieren recordar las verdades de su propia niñez. Esta visión expurgada no tiene una relación con la vida real de los niños. Supongo que esos libros sirven una función: no espantar a los adultos. La popularidad de esos libros es prueba de la manera de andarse por las ramas en cuanto a los aspectos más sombríos de la vida infantil, justificada por el recordatorio de que no debemos espantar a nuestros niños. Evidentemente hay que evitar provocar miedos en los niños, si esto significa protegerlos de emociones que van más allá de sus capacidades emocionales. La preponderancia de estos libros con verdades a medias es el indicador más claro del deseo general de proteger a los niños de la ansiedad y el temor cotidianos, un deseo futil que niega la batalla constante que libran los niños con las emociones inquietantes."
"Tiene que haber elementos de ansiedad y misterio en los libros infantiles veraces, o por lo menos en los míos. Lo que no me gusta son las fantasías flotantes y sin forma. La fantasía sólo tiene sentido cuando está solidamente anclada en la realidad. En Donde viven los monstruos la realidad es el mal comportamiento de Max, su castigo y su enojo al ser castigado. Por esta razón no tuvo sólo un sueño bonito. Está confrontando emociones básicas y dominantes. Después, la fantasía debe resolverse. Si Max se hubiese quedado a vivir en la isla con los monstruos, quizás algunos lectores hubieran sentido miedo. Sin embargo, Max vuelve a casa. No dice que nunca volverá a casa. Volverá a tener fantasías, pero la esperanza es que, como los demás niños, siempre vuelva al hogar. El libro no dice que la vida está llena de angustia. Simplemente dice que la angustia es parte de la vida."
Su editora Úrsula Nordstrom ha opinado que "Donde viven los monstruos es el primer libro de imágenes en Estados Unidos en reconocer que los niños tienen emociones fuertes, como el enojo y el miedo, así como también la necesidad de Max, tras descargar su enojo, de regresar a un lugar donde es querido más que nadie. [...] Cuando se publicó el libro, una bibliotecaria me dijo que provocaría grandes temores en los niños. Pero ella olvidó decir que Max conquista a los monstruos. Se convierte en su rey."
SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA MÚSICA Y LA ILUSTRACIÓN:
"Quiero evitar a cualquier costo el peligro de ilustrar con imágenes lo que el autor ya ha ilustrado con palabras. Tengo la esperanza de que la historia hable por sí misma y que mis imágenes funcionen como una especie de música de fondo, una música en el estilo correcto y en armonía con las palabras."
"Cantar y bailar espontáneamente son, me parece, reacciones naturales e instintivas de la niñez. Son quizás los medios que utilizan para expresar lo inexpresable. La fantasía y los sentimientos yacen a una profundidad mayor que las palabras y exigen una manera más profunda, más biológica, de expresión, una forma primitiva de expresión musical. Los niños responden más espontáneamente a las imágenes que poseen un sentido de la música y la danza, que a las imágenes que parecen simplemente estar pegadas a la página." [Como demostración de esto recomendamos que vuelvan a hojear las seis páginas centrales de Donde viven los monstruos en las que Max y los monstruos, sin recurrir a palabras, bailan, trepan árboles, desfilan, aúllan]
Cuando Sendak trabaja, no sólo piensa en términos musicales, sino que generalmente pone algo de música. Empieza por tratar de encontrar el compositor y la pieza que correspondan al espíritu y al tono de la historia que está dibujando en su restirador. A veces tiene que escuchar muchas grabaciones hasta encontrar la que tiene el color que está buscando.
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